Desde el 19 de septiembre en adelante los policías comenzaron a reconstruir la ruta de escape de la banda que ahora fue detenida. Las cámaras de seguridad y la geolocalización de sus teléfonos terminaron siendo clave para dar con el paradero de los jóvenes autodenominados "antiespecistas" que ahora deberán enfrentar a la justicia.
LA ADJUDICACIÓN
Los hechos se remontan a las 03:50 de la madrugada del 19 de septiembre de este año, cuando, de acuerdo a las pesquisas de la Fiscalía Metropolitana Centro Norte, el grupo prendió fuego a cinco camiones de la empresa Carnes Susaron.
Nueve días más tarde, el ataque era reivindicado por el Grupo de Respuesta Animal, en el sitio Contra Info.
“Lo que nos convoca en este comunicado, es adjudicarnos la acción de asalto e incendio que afectó al frigorífico matriz de la empresa distribuidora de cadáveres descuartizados «Susaron» y sus camiones, en la comuna de Quilicura”, reza la declaración pública.
“Situamos el objetivo con antelación, verificamos entrada y salida. Y no… No crean lo que dice la prensa con respecto a lxs supuestxs sospechosxs, que, al parecer, nos deja como desprolijxs e incautxs”, agregan en la comunicación. Esto último, en vista de los hechos, está por verse. Resulta que -de acuerdo a las pesquisas- los imputados utilizaron sus automóviles personales para perpetrar el ataque.
DOS MINUTOS COORDINADOS
Según fuentes consultadas por BBCL Investiga, lo primero que hicieron los detectives de la Policía de Investigaciones (PDI) fue revisar las imágenes de las cámaras de seguridad del centro de distribución de Susaron. Así pudieron constatar que a las 03:50 horas un sujeto de contextura delgada y rostro cubierto estaba ingresando al recinto.
Segundos más tarde hicieron lo propio un segundo individuo que portaba una mochila negra y un tercer sujeto portando una bolsa. La última en infiltrarse, a las 03:51 horas, fue la única mujer que integraba la agrupación.
Ella, de acuerdo con antecedentes tenido a la vista por BBCL, vestía un polerón negro con capucha que llamó la atención de los investigadores por sus grandes letras y figuras de color blanco.
Apenas un minuto más tarde las cámaras situaron a uno de los individuos de sexo masculino prendiendo fuego a los camiones que estaban aparcados en la parte sur del estacionamiento del recinto. Antes de retirarse del lugar, el hombre se aseguró de capturar imágenes de su accionar.
Instantes más tarde, la cuadrilla ya figuraba haciendo abandono de las instalaciones, no sin antes lanzar al aire panfletos con serias amenazas para quienes se dedican al rubro de la carne.
“Se amplía el ataque y vamos creciendo en atrevimiento, mente y peligrosidad. Cuidado que los grupos de intransigente beligerancia antiespecista están floreciendo como margaritas. Hoy atacamos esta empresa, mañana será a sus dueñxs y colaboradores de cualquier tipo. Para todxs ellxs pronosticamos plomo y esquirlas. Liberación animal sin consideraciones con quien se cruze (sic) por delante”, se lee en uno de los papeles.
MIGAJAS DE PAN EN EL CAMINO
A partir de un exhaustivo análisis de imágenes recogidas por al menos 16 cámaras de seguridad aledañas los policías pudieron reconstruir la que fue la ruta de escape del grupo.
Así, se pudo determinar que en principio huyeron a pie desde el sitio del suceso por avenida Manuel Antonio Matta al poniente, hasta la esquina de Lo Zañartu.
Fue recién allí, a 300 metros del sitio del suceso, cuando abordaron su medio de escape: un vehículo marca Hyundai modelo Getz de color gris que condujeron por no más de 10 minutos hasta llegar a su destino en la misma comuna de Quilicura.
Teniendo en consideración todos esos antecedentes, el círculo se iba cerrando cada vez más. La policía llegó a la convicción de que el domicilio donde estacionaron el automóvil era el mismo donde habían estado reunidos previamente esa madrugada antes de cometer el ataque.
En efecto, imágenes permitieron determinar que el Hyundai Getz llegó hasta el pasaje Curanipe de Quilicura a las 01:21 horas y salió rumbo hacia la planta de Susaron a las 03:25.
Así, se pudo comprobar que el domicilio en cuestión era propiedad del padre de Diego Rivas Moraga, uno de los hoy imputados. Además, gracias al aporte de antecedentes por parte de la concesionaria Autopista Central se pudo verificar la patente del automóvil, propiedad de Nicolás Meléndez Mac-Kenney, también detenido por su presunta participación.